viernes, 18 de diciembre de 2015
sábado, 5 de diciembre de 2015
Hana mujer de fe
había una bes, en un publecito muy apartado de la ciudad.donde vivía una joven de nombre Hana, ella
estaba muy enferma y no tenía a sus padres porque ellos habían muerto y, ella se quedo huérfana
con sus 2 hermanos, Hana tenía que levantarse de temprano para ir a trabajar a la ciudad, y poder llevar un poco de comida para sus hermanos que le están esperando en la casa,
mucha gente en la ciudad lo discriminaban, pero ella era una princesa, una hija,una cierva de Dios, ella no hacia caso lo que la gente le decía, Hana era una mujer de fe, toda su confianza, su vida y la de sus hermanos los encomendaba ala manos de Dios.. y mucha gente se admiraban de ella...
Hana iba todos los domingos a la iglesia con sus hermanos: En la congregación conoció a un joven que también era un cristiano, un ciervo de Dios... ella se enamoró de él y a poco tiempo se casaron.
Hana se fue a vivir a la ciudad con su esposo y hermanos...
Y ella decía " Siempre es bueno depositar y poner nuestra fe en Dios y él ya nos tiene cosas muy grandes preparados para cada uno de sus hijos"
La mejor cruz
Cuentan que un hombre un día le dijo a Jesús:
—Señor: ya estoy cansado de llevar la misma cruz en mi hombro, es muy pesada y muy grande para mi estatura.
Jesús amablemente le dijo:
—Si crees que es mucho para ti, entra en ese cuarto y elige la cruz que más se adapte a ti.
El hombre entró y vio una cruz pequeña, pero muy pesada, que se le encajaba en el hombro y le lastimaba, buscó otra, pero era muy grande y muy liviana y le hacía estorbo; tomó otra, pero era de un material que raspaba; buscó otra, y otra, y otra.... hasta que llegó a una que sintió que se adaptaba a él. Salió muy contento y dijo:
—Señor, he encontrado la que más se adapta a mí: muchas gracias por el cambio que me permitiste.
Jesús le mira sonriendo y le dice:
—No tienes nada que agradecer: has tomado exactamente la misma cruz que traías. Tu nombre está inscrito en ella. Mi Padre no permite más de lo que no puedas soportar, porque te ama y tiene un plan perfecto para tu vida.
Una historia de fe
Había una vez un burro que no tenía más que piel y huesos. Sus amos anteriores jamás le habían tratado bien, pero ahora que le habían comprado para llevar a una joven pareja a Belén sentía que las cosas mejoraban. Sus nuevos amos le daban de comer, le abrevaban e incluso a veces le daban palma ditas. Comenzó a experimentar una sensación de paz y de alegría que venía de ese feliz matrimonio. Aunque no podía explicarlo, sentía que no eran un matrimonio corriente:
«Puede que no sea más que un burro», pensaba para sí mismo, «pero estoy seguro de que hay algo muy diferente en estos dos que hace que no sean seres humanos corrientes».
Al llegar a Belén, como no encontraron sitio en ninguna posada tuvieron que refugiarse en un viejo establo maloliente. Pero incluso allí no fueron bien recibidos. Los animales que ya vivían en el lugar se mostraron sumamente antipáticos con el jumento, burlándose de su aspecto.
El niño nació alrededor de la medianoche, y muy poco después llegó una multitud de pastores de los campos vecinos, que comenzaron a hacer reverencias al recién nacido, tratándola como si fuera un rey. Los demás animales se enfadaron mucho, diciendo que aquella familia no era más que un grupo de mendigos, que no tenían otra cosa mejor que ese estúpido jumento.
El borrico, molesto por sus comentarios, decidió sumar su voz a la de aquellos pastores, rebuznando lo mejor que supo: «¡Hosanna! ¡Bienvenido, Señor! Yo sé que tú eres esas cosas y mucho más».
«No seas estúpido», le cortó un perro, «¿cómo es posible que un bebé como ése sea el Cristo? ¡Ni siquiera tiene una ropa decorosa!»
«Porque es verdad», replicó el borrico. «Estoy seguro. Lo siento en mis huesos. Sé que este niño es nuestro salvador. Sencillamente lo sé. ¡Lo sé! ¡Lo sé!».
Pasó el tiempo, pero el jumento siempre recordaba aquella noche. Treinta años después, alguien vino al establo donde vivía por entonces, le desató, y se lo llevó. Después de un rato, llegaron a la entrada de Jerusalén, que estaba concurrida por una gran muchedumbre. Una vez allí, Jesús subió encima de él, mientras la multitud lo aclamaba dando vítores y agitando ramos de palmera:
«¡Hosanna! ¡Dios bendiga al rey que viene en nombre del Señor!»
Varios animales testigos de esta escena miraban con envidia al estúpido borriquillo que parecía haberse convertido en el centro de atención:
«¿Por qué nuestro salvador y rey ha escogido montar un jumento?», se preguntaron un caballo a otro. «¿No somos nosotros mucho más inteligentes, más respetables y honorables que ese ridículo animal?»
El burro seguía avanzando, feliz de llevar a su precioso viajero. A cada paso asentía con la cabeza, como mostrando su acuerdo con todo lo que gritaban. Y continuamente se repetía para sus adentros:
«¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Lo sabía!»
con Dios somos victoriosos
¿Sabes que tú puedes vivir una vida en victoria? ¿Es posible vivir una vida victoriosa en el Señor?(1 era Corintios nos di) “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”.
Dios nos creó para vivir una vida en Victoria, no para vivir fracasados. Él permite las pruebas en nuestras vidas, para que vayamos de Gloria en Gloria,Él nunca perderá nuestras batallas, nunca ha estado en el Corazón de Dios que conozcamos una derrota.¿A quién damos las gracias por nuestras victorias?Mientras más capacitados, más auto suficientes, nos creemos, olvidamos que todo lo que tenemos lo tenemos por Dios
Cuando reconocen las personas nuestros triunfos, ¿A quién entregamos la victoria sino a Dios?.
Y en so nombre seremos ¡más que vencedores...!!!!
Cuando reconocen las personas nuestros triunfos, ¿A quién entregamos la victoria sino a Dios?.
No nos hicieron para vivir amargados, derrotados y sin esperanzas.
Los desiertos no son lugares permanentes, Dios nunca introduce a alguien en el desierto para dejarlo ahí, en Cristo somos más que vencedores no hay razón para pensar que no lo vamos a lograr, sí Dios te lo dio, es tuyo poséelo. Dios está usando el desierto como algo temporal. Y en so nombre seremos ¡más que vencedores...!!!!
Grandes son tu obras Dios
Grande son tus obras oh mi Dios, tú isistes todo lo que existe en nuestro alrededor,
cuan grande y maravilloso son tus obras, eres el único digno de ser alabado y glorificado,
a un que la ciencia hace cambiar todo lo que tú isistes, la ciencia hace que la gente ya no crea en ti ¡oh mi Dios mio!, pero mi fe nunca me apartará de ti....
te doy gracias Dios
Dios mio gracias porque soy unja mujer con fe, de doy todas la gracias, y mi alabanza, mi adoración es solo para ti, ¡oooh... aleluyas a tu bendito nombre Jesús...!
Alzaré mi ojos a los montes de donde vendrá mi socorro? mi socorro viene de Dios quien hiso los cielos y la tierra. Gracias padre por hacerme ti hija..
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